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Educa Tu Pensamiento Sesgado y Controla Tus Decisiones

Un Miembro de tu equipo, responsable de contratar personal – alguien a quien tú mismo entrenaste – tiene que seleccionar entre dos candidatos para una posición de alta responsabilidad. Ambos están calificados, y ambos hicieron buenas entrevistas. Esa persona se inclina hacia uno de los candidatos. El candidato preferido, descubres al mirar su trayectoria, viene de la misma ciudad que tu empleado. ¿Parcialidad a propósito? Tal vez sí, pero no llegues a esa conclusión tan rápido…

Por mucho que todos queramos pensar que somos imparciales, justos y objetivos, nuestro cerebro nos dice otra cosa. La cultura modela la conciencia y cómo trabajan nuestros cerebros en diferentes escenarios. El cerebro tiene su opinión y suposiciones, crea patrones de comportamiento, y modela nuestra realidad. Lo que ahora se conoce como “parcialidad cerebral” ocurre, frecuentemente, sin pensamientos conscientes y lo hacemos, sin darnos cuenta, constantemente. Numerosos Neurocientíficos han empezado a descifrar la parcialidad neuronal de los prejuicios y estereotipos en un esfuerzo de identificar cómo estas percepciones parciales de la realidad se forman e influencian nuestra conducta y cómo puedan ser reguladas.

No te reproches si te identificas con esto. Hay una razón científica de por qué escoges un candidato para un trabajo por encima de otro, a quién seleccionas como equipo para tu proyecto, por qué juzgas a alguien basado en su género o color de piel, o por qué reaccionas de forma defensiva en una determinada situación. La toma de decisiones puede que no sea completamente consciente, deliberada, analítica u objetiva, pero cuánto más sepamos de ella, mejor podremos controlar las conexiones dependientes de la cultura entre la cognición y la función cerebral.

¿Puede el cerebro autorregular y corregir nuestros pensamientos?

Nuestro cerebro hace constantemente asociaciones con el pasado. Dentro del cerebro está el hipocampo, el sitio que ayuda a consolidar los recuerdos. Según los investigadores, el hipocampo tiene una parcialidad innata, que coacciona a nuestro cerebro basándose en experiencias pasadas. Nuestro cerebro crea asociaciones con esos recuerdos. Así, dicen los investigadores, es cómo tomamos decisiones cuando nos llega una nueva situación.

La toma de decisiones inconsciente crea pensamientos estereotípicos. El neurocientífico David Amodio, Profesor de la New York University  (NYU), estudia la relación de los mecanismos neuronales con el comportamiento social y dice que nuestra capacidad de discernir – ”nosotros versus ellos”- es “fundamental en el cerebro humano. Aunque esta computación tome solo una fracción de segundo, prepara el terreno y nos mediatiza permitiendo que se produzcan la categorización social, estereotipos, prejuicios, conflicto intergrupales e desigualdad”.

Gracias a estos avances científicos, ahora sabemos que las mismas respuestas automatizadas neuronales que nos conducen hacia la comida o a estar fuera de peligro, se activan cuando interactuamos socialmente. Es decir, si vamos a tener una discusión con un compañero de trabajo, asistir a un concierto, o relajarnos con un grupo de amigos, nuestro comportamiento está en constante activación entre la “amenaza” o las respuestas “recompensa” según nos vaya marcando el cerebro. Esto también nos permite entender que el cerebro ve el lugar de trabajo principalmente como un medio social, donde es constante la evaluación de la interacción social, ya sea como amenazas o recompensas. Las implicaciones en el mundo de los negocios son obvias y cruciales para aquellos en posiciones de liderazgo de los que se espera tomen decisiones informadas, educadas y libres basadas en hechos.

 Cómo superar el pensamiento sesgado  

El primer paso es reconocer que todos tenemos pensamientos sesgados porque todos tenemos puntos ciegos, que es como llamamos a los ángulos muertos de nuestro cerebro. Nuestro cerebro decide no aceptar las realidades que nos resultan amenazantes. Next, understand the different wrappers brain bias comes in: Para superar el pensamiento sesgado es importante primero ver algunas de las formas más frecuentes con que se nos presenta:

  • Pereza mental: nos hace buscar atajos para resolver un problema.
  • Negatividad inconsciente:  hacia los que son diferentes (sesgo de género) o hacia aquello que es diferente y no controlamos bien.
  • Generalizaciones: nos impulsan a extraer conclusiones incorrectas de la información. Por ejemplo, pensar que alguien que tiene sobrepeso es perezoso y por lo tanto no productivo.
  • Una consecuencia de la generalización, el “efecto de halo”: es cuando extendemos nuestra percepción de una persona a nuestra percepción global. Un trabajador que sobresale en contabilidad podría ser un buen líder también.
  • Superficialidad: cuando, por ejemplo, la gente altamente atractiva está siendo evaluada, elegida o descartada en base a su buena apariencia en lugar de sus habilidades.

Ejercicios para superar el pensamiento sesgado

  • Pregunta a tus compañeros de confianza para obtener información sincera.
  • Ten discusiones con un coach de liderazgo sobre los supuestos que colorean tus actitudes y su impacto.
  • Sé consciente de las palabras y las reacciones físicas que surgen al interactuar con los demás.
  • Respeta y acomódate a diferentes estilos de trabajo.
  • Sé consciente, respetuoso, curioso y apoya las diferencias de los colegas.
  • Escucha todas las voces por igual; habla si sospechas que la contribución de otra persona puede ser ignorada o interpretada indebidamente.
  • Examina siempre tus decisiones para asegurarte que no estén contaminadas por tu sesgo.

Preguntas que debes hacerte para discernir actitudes sesgadas:

  • ¿Contratamos normalmente el mismo tipo de persona, o tipo de personalidad?
  • ¿Cómo puedo identificar a los candidatos para un ascenso?
  • ¿A quién quiero asignar para trabajar en equipo?
  • ¿A quién puedo llamar para un papel de liderazgo?
  • ¿Recurro a la misma gente siempre cuando quiero algo concreto?
  • ¿A quién animo a dirigir o hablar en las reuniones?
  • ¿Estoy creando oportunidades de igualdad para aquellos menos extrovertidos para que puedan demostrar sus capacidades?
  • ¿Es mi lista de candidatos o selección de asignación culturalmente diversa?

 

A medida que lo practiques, identificarás las preguntas oportunas a cada situación. Es bueno incorporar el análisis de sesgo a nuestra rutina porque es muy fácil actuar con parcialidad, sea o no de forma intencionada. Solo con voluntad podemos evitarlo.

Los sesgos son cegadores cognitivos que afectan nuestro razonamiento, percepción, pensamiento y, en última instancia, nuestra toma de decisiones. Nos pasa a todos. Ser conscientes de ello no sólo es importante para que no tomamos decisiones imprudentes o injustas, sino también porque los comportamientos de sesgo se vuelven “naturales” a lo largo del tiempo haciéndonos más vulnerable a ser manipulados por otros.